¡Hola¡
Primero nuestro más sincero pésame desde aquí a todos aquellos y aquellas
que se han visto afectados por la barbarie de la sinrazón terrorista en Paris y
donde quiera que sea. No hay palabras. Seguiremos luchando contra las balas de
los cobardes con la fuerza de la educación, la tolerancia y la perseverancia.
El tiempo pondrá a cada uno en su sitio.
Segundo. Servidor trato de activar la publicidad en el Blog para comenzar a
practicar la virtud de la Generosidad. Resulta que Google no nos deja de
momento. Perseveramos pues. Tenemos hasta el momento 400 visitas.
Tercero. Aquí estamos de vuelta después de unos días de descanso. Hoy toca concepto. El concepto de la inflación que vamos a relacionar con la tercera
parte de la definición de inversión que parafraseamos como: “Invertir es
aquella operación que promete un rendimiento adecuado”.
Decimos bien
promete porque lo de asegurar al 100% es muy difícil, tanto para la seguridad
del capital invertido como para el rendimiento adecuado. Como ya hemos dicho
cosas tan seguras como la muerte hay muy pocas. Servidor diría que hay ciertas
cosas que son casi seguras o cuya probabilidad de que ocurran es tan alta, que
el ser humano común-medio-normal asocia al 99.99999999999% de probabilidades con el 100%, como por ejemplo que la Tierra siga rotando. De igual manera el ser
humano común-medio-normal parece asociar a una probabilidad de que algo ocurra
de un 0.000000000000001%, con un 0%, como por ejemplo que el Sol se apague mañana.
Hablaremos en el futuro de esto cuando ataquemos la psicología humana con el
objetivo de practicar más y mejor las virtudes del Inversor Castellano.
Servidor cree que algunas de esas cosas que son quasi-100% probables para el hombre y la mujer medios-comunes-normales
son la inflación, los impuestos y las comisiones. Es cierto que hay gente que no paga impuestos, gente
que no paga comisiones y que la deflación,
que es lo contrario de la inflación,
existe aunque no la veamos ni la queramos ver.
Vamos a intentar explicar el concepto de inflación lo más sencillamente posible con una historia. El
Inversor Castellano va este domingo a comer a casa de su madre. Su madre lo llama
y le dice que pase a comprar una barra de pan. El Inversor Castellano va y
compra el pan en la tahona de su madre, la de toda la vida. Una barra de pan un
euro. El Inversor Castellano paga y luego se sorprende. Se sorprende porque no recuerda la última
vez que compro una barra de pan, siempre compra el pan su mujer, y tampoco
cuanto pagó por ella. El caso es que al Inversor Castellano le parece que hace unos años pagaba mucho menos de un euro.
Una vez en casa le pregunta a su madre que si se acuerda ella cuanto
costaba una barra de pan en esa panadería cuando se instalaron es esa misma
casa. Su madre le contesta que 80 pesetas que sería lo equivalente a 50
céntimos de euro. Su madre le cuenta que recuerda cuando ella era niña y pagaba
todavía menos por una barra de pan.
El Inversor Castellano se pregunta qué es lo que ha pasado aquí. Si la
barra es la misma de la misma tahona,: ¿Qué es aquello que hace que antes valía 50
céntimos y hoy vale 100?. Lo que ha pasado es la inflación. Todos sabemos más o menos lo que es la inflación. Se
habla de ella casi todos los días. Otra cosa es comprender lo que es hasta el punto
de explicarlo sencillamente. Servidor lo
va a intentar aquí.
Digamos que la barra de pan tiene un valor que son las calorías
que nos aporta cada día. El número de calorías, suponiendo que
es exactamente la misma barra de pan en cantidad y calidad, no varía a la largo
del tiempo. Podemos decir por tanto que su valor en calorias es constante. Ahora bien, el número de
unidades monetarias que son necesarias para poder adquirir ese valor, esas
calorías, la barra de pan, aumenta con el tiempo.
Con un Euro de hoy usted compraba dos barras de pan hace muchos años y
dentro de otros tantos con ese Euro solo comprará usted media barra de pan.
Tratemos de focalizarnos más en el efecto que la inflación tiene en nosotros
que en su existencia o en su naturaleza y las posibles explicaciones a estas
dos últimas: seamos pragmáticos. La inflación es una fuerza
financiera-económica que hace que nuestro dinero se devalúe, que perdamos poder adquisitivo, o que según pasa el tiempo necesitemos más euros para poder comprar
nuestra barra de pan.
Imaginemos ahora que el número de euros en circulación para comprar barras
de pan es constante. Imaginemos un mundo
en el que hay 100 personas y cada una tiene un euro para comprar una barra de
pan que vale un euro. Todos los días todo el mundo comprar su barra de pan, se
alimenta y todos tan contentos.
Un día el panadero sube el precio de la barra de pan un 10% a 1.10
Euros/barra de pan. Se necesitan ahora 110 Euros para comprar las 100
barras de pan y cada persona necesita 1.1 Euros. El Inversor Castellano se
pregunta de dónde van a salir los 10 euros extra para que todo el mundo tenga
su barra de pan.
Es aquí donde vamos a introducir a los Reguladores. Digamos que estos
señores, que son Gobiernos e Instituciones como Bancos Centrales, institutos de
estadística, Entidades Financieras, son los encargados de que a nadie le falten
Euros para comprar su barra de pan y esto, por supuesto, en un mundo perfecto. Es
el Banco Central el que va a tratar de que haya siempre suficientes euros para
que todo el mundo pueda comprar su barra de pan y va por tanto va a “imprimir”,
inyectar o poner en circulación los 10 euros necesarios para que todo el mundo
esté contento. Para hacer esto los Bancos Centrales suben o bajan los tipos de interés y aumentan o disminuyen la cantidad de moneda que hay disponible para
comprar y vender bienes y servicios en una economía determinada.
Los Bancos Centrales tienen buenos propósitos. Su intención es que las
economías sean estables y prosperen de una manera sostenida. Los Bancos
Centrales siguen con mucho detalle la evolución de la inflación y la intentan controlar modificando
los tipos de interés o la cantidad de moneda disponible para que todo hijo de
vecino se pueda comprar sus barras de pan.
Los Bancos Centrales prestan dinero a los bancos comerciales que a su vez
ofrecen inversiones a plazo fijo o interés constante para que los hombres y
mujeres normales-comunes puedan luchar contra la inflación (por supuesto en la
operación se llevan su comisión de una manera o de otra). Los Gobiernos tratan
de subir las pensiones y compensarlas frente a la inflación. Los convenios laborales establecen unos aumentos mínimos en las remuneraciones para contrarrestar
la inflación.
Ahora bien, como ya hemos dicho : “Una cosa es conocer el camino y otra andarlo”. Muy buenas intenciones y muchas medidas pero el cuento puede acabar
con el hombre-mujer medio perdiendo la batalla contra la inflación y viendo reducido
su poder adquisitivo como es el caso en estos tiempos que corren en muchos
lugares del mundo.
El Inversor Castellano gusta de aplicar el Principio de que “Tanto Peca lo Mucho como lo Poco” o que “La Virtud es el habito que tiende al término medio”.
Pues bien apliquémosla a la inflación. Si es tan baja que es negativa se llama deflación y a esto, que es lo mismo que el
dinero se aprecie en valor, los Reguladores le tienen todavía más miedo que a la inflación. Al
parecer la deflación es una cosa muy
mala. Si es muy grande se llama hiperinflación
y también es una cosa muy mala. Servidor diría que ahora mismo la tendencia de
los reguladores es tener controlada la inflación en valores bajos. Por ejemplo
constante a un 2% anual.
Es este valor del 2% anual de inflación a largo plazo el que El Inversor Castellano va a
considerar cuando hable de rendimientos adecuados.
La madre del Inversor Castellano guarda algunos eurillos debajo del colchón.
El Inversor Castellano intenta explicarle que al dinero de colchón lo
carcome la inflación y hay que, o gastarlo, o invertirlo en algo que como mínimo
lo proteja. Por lo menos habrá que invertirlo en un plazo fijo
que es una inversión practicamente 100% segura.
El Inversor Castellano tiene su momento místico del día y relaciona su
recomendación con la tercera parte de la definición de inversión de Don
Benjamín. Un rendimiento adecuado. El Inversor Castellano se da cuenta de que
si una inversión no tiene un rendimiento mínimo como para contrarrestar la
inflación, no es una inversión, es una desinversión!!!
El Inversor Castellano hoy da un paso importante en su camino para entender
que es una inversión y que son negocios extraordinarios. Se atreve incluso a
intentar resumir lo que ya cree que
sabe: “Negocios extraordinarios son aquellos que tienen poca o ninguna deuda,
que ganan dinero y cuyo rendimiento como mínimo compensa la inflación”
Hemos dicho bien : “Lo que cree que sabe”. El Invesor Castellano es
humilde. Recuera aquello de que “Solo se que no se nada” (Apología de Sócrates-Platón) y continua el camino.
Proxima parada “El Poder del Interes Compuesto”.
Saludos
Alberto
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